El calor era agobiante. La temperatura de ese día había trepado hasta los 35 grados. La gente comenzó desde temprano a llegar al Polideportivo de la ciudad. Es que no venía sólo gente de Mar del Plata, sino que muchos llegaron de otras ciudades de la provincia e incluso de otros puntos del país como Córdoba o Santa Fe. Los trapos, los grupos de amigos tomándose una cerveza, los vendedores con remeras o afiches, todo el colorido que se apreciaba cuando la noche comenzaba a caer fuera del estadio. Por dentro y ya pasadas las nueve de la noche, la situación era otra.
Si afuera la temperatura era elevada, en el campo de juego donde la gente está parada una al lado de la otra (casi pegados) la misma se multiplicaba. Los cantos comenzaron progresivamente a formar parte de la escena del "ritual". Se desplegaron banderas de palo. Todo indicaba el inicio del show. Recién pasadas las 22 horas y luego de una intro con los acordes de Civilización, la banda de El Palomar, arrancó con "Arco", de ahí en adelante la gente no paró de saltar y corear cada uno de los temas. El trío inicial lo completó "Chactuchac" y "Labios de seda".
El público de Los Piojos es muy particular. Tienen una especie de conexión especial entre la banda y ellos. No sólo que se conocen de arriba a abajo cada tema, sino que también alientan, al igual que en la cancha de fútbol, entre cada canción a su banda. El calor hizo rápidamente que los hombres estén con el torso desnudo y las chicas, aquellas que se animaron, con la parte de arriba del bikini.
Luego del "buenas noches Mar del Plata" de Andrés Ciro siguió "Civilización", el corte que le da título al último álbum de estudio. Lo que se apreciaba en la gran escenografía armada para el espectáculo eran pantallas gigantes, pero sin una forma establecida, sino dejando huecos libres para que los músicos suban y bajen de un lado al otro del escenario. En este tema, las pantallas reflejaron el nuevo tópico que la banda quiere hacer difundir: el problema del medio ambiente.
Las canciones que siguieron durante la primera parte del show fueron "Fantasma", "Unbekannt", "Ruleta", "Angelito", "Desde lejos no se ve", "Manjar - Disco baby Disco", "Merecido", "Fijate", "Un buen día", "Difícil", "Pacífico", "Basta de penas", "Superstition" (tema de Chucky de Ipola, el tecladista) y "Los mocosos".
Un punto realmente destacado del show fue cuando Ciro Martínez dijo: "La verdad es que necesito de alguien que me ayudé a tocar este tema porque me olvidé de los acordes" y, como en un verdadero cuento, hizo que una de las personas que estaba en el campo alentando pase a ser parte de la banda. El nuevo integrante, al menos por un tema, era un joven de Palermo (Capital) y conocido como "Marito", que como un verdadero "rock star" se puso la guitarra al hombro y empezó a tocar con sus ídolos. Increíble pero cierto. El mismo Ciro bromeó: "Mirá que son 20 años de carrera en un tema de cuatro minutos". "Marito" no defraudó y se completó con gran lucidez el tema.
Otro momento fuerte fue cuando sonó "Muy despacito" dedicado al "Bocha" Sokol íntegramente y cantado en su mayoría por el público. Hasta el mismo Ciro se emocionó ante la respuesta de la gente.
Cuando se pensaba que Los Piojos ya estaban cerrando el recital y luego de cambiarse por tercera vez en la noche dado el gran calor, el cierre fue a todo trapo y los presentes tanto en el campo de juego como en las plateas no pararon de cantar con "El farolito", "Muévelo", "Cruel", "Buenos días Palomar" y el clásico cierre con la lectura de trapos y banderas con "Finale".
De a poco y lentamente, la gente comenzó a dejar el estadio cerca de la una de la mañana, luego de dos horas y cuarenta minutos a puro rock. El "ritual" de Los Piojos es una verdadera fiesta de color, música y familia. Esperemos que este clásico se repita nuevamente en la ciudad como hace ya varios años nos tienen