La noticia parece repetida, pero no por eso deja de ser sorprendente. Anunciado sólo a través de su página web, sin sponsors ni publicidad, Los Piojos lo hicieron de nuevo: tres Luna Parks (sin dudas, su nueva base de operaciones, que actúa de manera similar al mítico Teatro Arpegios en las presentaciones de Ay ay ay en el 92) llenos de fans, dispuestos a vivir el ritual que la banda ofrece en cada uno de sus shows una vez más.
Pero para que nada parezca igual, Andrés Ciro y compañía innovaron en la puesta en escena, con respecto a las anteriores presentaciones de Civilización, su último CD. Esta vez, no hubo ni cascos ni antiparras, ya que los músicos se presentaron a cara descubierta. Se incorporaron cuerdas y vientos, se dispusieron de forma vertical las cuatro pantallas de leds y hubo un par de pasos actorales: Andrés Ciro representó a un jorobado en "Siempre bajando" (enganchado con "Sympathy for the Devil" y "Hey Jude") y el combo completo se disfrazó de tangueros para recibir a Sergio Pángaro y Baccarat, con quienes hicieron "Pollo viejo", uno de los dos temas de la última placa que no habían sido tocado en vivo hasta el momento (el otro fue "Basta de penas"). En la última noche, Fernando Ruíz Díaz se subió al tablado para una versión a cuantro guitarras de "Morela", y El Mono, Mafia y Michael de Kapanga acompañaron al grupo en "Verano del 92", tal como había ocurrido en la última edición del Cosquín Rock.
Pero el gran momento para los "piojosos" fue la versión del "Blues del San Martín", un viejo tema inédito de la primera época de la banda. "El San Martín eternamente tarde, si al menos tu amor llegara con él no seria duro esperarlo, tal vez hasta seria un placer" cantó Ciro, y emocionó tantos a los seguidores de la primera hora como a los más novatos con esa elegía al ferrocarril suburbano.
Ahora, Los Piojos se preparan para dos fechas que tienen en España: el 1º de mayo en el Festival Viña Rock de Albacete y el 2 de mayo en la Sala Assaig de Palma de Mallorca. El 9 y 10 de mayo la banda llevará su ritual a Rosario, y el 25 del mismo mes volarán a México para presentarse en el Festival Vive Latino.
miércoles, abril 23, 2008
domingo, abril 13, 2008
domingo, abril 06, 2008
LOS PIOJOS NOQUEAN COMO ALI
A esta altura, es incontrastable que Los Piojos es la banda activa más grande del país. Alguno podría argumentar con criterio que si llenan otro River casi sin esfuerzo, es lógico que se les adjudique tal título. Pero la cuestión va más allá de cuántos tickets salieron de las boleterías. No se trata de un duelo de hinchas, ni de ver quién lleva más gente. Lo que genera cada canción que sale del escenario en las 50 mil personas que pueblan el estadio es lo que confirma lo antedicho. No hay tema que pase indiferente. No hay estribillo que deje de ser coreado. Aunque ya se haya cantado mil veces o unas pocas como en el caso de los más nuevos. A todos se les pone la misma garra; la misma entrega.
Parece ser moda en este Quilmes Rock preparar algo especial para la apertura. Varias bandas ya lo han hecho y Los Piojos dieron la nota cuando todos los miembros del grupo ingresaron en un vehículo distinto. La secuencia de Manjar atronaba con ritmo disco, mientras Batería, Percusión y Teclados, entraban en bicicleta. El Bajo, eligió un Citroen 3cv color celeste. Las Guitarras, una moto. Y finalmente Ciro, hizo lo propio en un diminuto autito rojo.
Al tremendo escenario instalado en River, la banda sumó la misma escenografía que utilizaran en aquellas presentaciones fantasma en el Luna Park del año pasado. Es decir, dos generosas pantallas de leds apoyadas en el suelo del escenario, que aportaron vibrantes imágenes a lo largo de todo el show.
Una hora y veinte minutos después del comienzo, ya en la medianoche, Ciro se tomó un respiro y anunció que el siguiente pogo iba a estar “dedicado a Jorge Guinzburg”. “Que se venga el pogo de las 12”, clamó y de allí al inició de Como Alí hubo una fracción de segundo. Devolución de gentilezas y pequeño homenaje a la sección que el conductor recientemente fallecido tenía en Mañanas Informales, en donde pogueaban con EL hit de Máquina de Sangre.
De allí en adelante el aparato de medir el agite prácticamente trabajó a destajo y encontró picos en canciones como Ruleta, Pacífico, Verano del 92 (con la Chilinga en pleno sobre el escenario), Genius y Cruel (con Daniel Buira en batería), o el final antes de la tradicional lectura de banderas con Muévelo y Babilonia.
El fenómeno de Los Piojos no parece tener fin. Llenan lo que se les ocurra. Pero no es sólo eso. Se encargan de que cada uno de los que estuvo en el show, se lleve el recuerdo de una noche de esas que vale la pena guardar en la memoria.
Parece ser moda en este Quilmes Rock preparar algo especial para la apertura. Varias bandas ya lo han hecho y Los Piojos dieron la nota cuando todos los miembros del grupo ingresaron en un vehículo distinto. La secuencia de Manjar atronaba con ritmo disco, mientras Batería, Percusión y Teclados, entraban en bicicleta. El Bajo, eligió un Citroen 3cv color celeste. Las Guitarras, una moto. Y finalmente Ciro, hizo lo propio en un diminuto autito rojo.
Al tremendo escenario instalado en River, la banda sumó la misma escenografía que utilizaran en aquellas presentaciones fantasma en el Luna Park del año pasado. Es decir, dos generosas pantallas de leds apoyadas en el suelo del escenario, que aportaron vibrantes imágenes a lo largo de todo el show.
Una hora y veinte minutos después del comienzo, ya en la medianoche, Ciro se tomó un respiro y anunció que el siguiente pogo iba a estar “dedicado a Jorge Guinzburg”. “Que se venga el pogo de las 12”, clamó y de allí al inició de Como Alí hubo una fracción de segundo. Devolución de gentilezas y pequeño homenaje a la sección que el conductor recientemente fallecido tenía en Mañanas Informales, en donde pogueaban con EL hit de Máquina de Sangre.
De allí en adelante el aparato de medir el agite prácticamente trabajó a destajo y encontró picos en canciones como Ruleta, Pacífico, Verano del 92 (con la Chilinga en pleno sobre el escenario), Genius y Cruel (con Daniel Buira en batería), o el final antes de la tradicional lectura de banderas con Muévelo y Babilonia.
El fenómeno de Los Piojos no parece tener fin. Llenan lo que se les ocurra. Pero no es sólo eso. Se encargan de que cada uno de los que estuvo en el show, se lleve el recuerdo de una noche de esas que vale la pena guardar en la memoria.
Fuente: Rock and Pop -Rolling Stone
Lista: Manjar -Esquina Libertad -Taxi boy -Cruces y flores -Ay Ay Ay -Muy despacito -Luz de marfil- Fijate -Un buen día -Fantasma -Arco -Como Alí -Todo pasa -Difícil -Ruleta -Pacífico -Verano del 92 -Genius -Cruel -Bicho de ciudad -unbekannt -Muévelo- Babilonia -Finale -Zapatos de gamuza azul
VICTOR HUGO, UN TIPO CON TODAS LAS LETRAS
Víctor Hugo y Aguilar, un duelo cargado de tensión y acusaciones
Por iniciativa del presidente de River, estas dos personalidades enfrentadas desde hace tiempo se reunieron el lunes pasado en PERFIL. El cruce, que duró ochenta minutos, dejó frases antológicas: “Usted está convencido de que es casi Dios”, disparó el dirigente. “Si me hubiese querido vender, me habría vendido a usted, que es comprador de periodistas”, lo cruzó Víctor Hugo Morales.
Yo invité al señor Morales a realizar este encuentro en River”, aclara José María Aguilar no bien se inició la charla. “Pero acepté venir al diario porque me gusta más jugar de visitante. Es más divertido, sobre todo ahora que está instalada la ‘cultura Macri’ de que no haya simpatizantes visitantes”, sigue, y de paso suelta un dardo a uno de sus enemigos predilectos. Víctor Hugo Morales lanza su primer contragolpe: “En River uno no tiene muchas garantías. No sé quién me puede esperar en la puerta, permítame que tenga miedo. Por eso no fui”.
El juego –o “la charla, la entrevista, el debate, la posibilidad que me da el diario de aclarar algunos aspectos”, dirá el dirigente– se ha iniciado. A jugarlo.
SUIZA, ESE PARAISO
AGUILAR: El inicio de mi queja es el siguiente: el señor Morales (N.de R: así lo llamó a Víctor Hugo en todo el encuentro) publicó en diciembre de 2005 que Julio Grondona me había invitado a Ginebra a ver un partido de fútbol y que, a propósito de esa eventualidad, me había negado a participar de un congreso del Foro Social (una entidad fundada en los noventa por Carlos Heller, Rafael Bielsa y yo).
Primera información mal chequeada: le escribí al Foro que no podía formar parte de ese panel porque tenía un problema familiar grave, que se tradujo en que el 20 de diciembre se muriera mi madre.
VICTOR HUGO: ¿Dónde estaba usted cuando falleció su mamá?
A: En Zúrich.
VH: En Suiza.
A: Efectivamente, porque mi mamá había tenido, gracias a Dios, un recupero…
SER Y PARECER
VH: ¿Dijo usted alguna vez que, como dirigente, jamás compraría a través de contratistas a jugadores que están a la vuelta de la esquina?
A: Claro, y esto es así. Después, cuando uno ejerce el cargo se da cuenta de que tiene que ir a comprarle a una persona X al número 2 del equipo que está a la vuelta de su casa. Porque es el jugador que le pidió el técnico, porque es el que quiero comprar, porque es el que necesita el equipo en ese momento…
VH: A alguien que declaró que no basta ser sino parecer honesto, le ofrecieron un jugador de la vuelta de su casa, que había sido comprado en 1.400.000 dólares por una empresa con la que usted y River vienen largamente relacionados. Se trata de una empresa que ha obtenido un dinero importante a través del club, a la que después usted le permitió ganar 1.600.000 dólares al adquirir a ese futbolista para River. ¿Dónde está la correspondencia entre ser y parecer en esa operación de (Gustavo) Cabral a la que me refiero?
A: En el error de su información, Morales.
VH: Mi información está lo suficientemente chequeada con propios directivos de River, como el señor Héctor Cavallero.
A: Cavallero siguió la negociación un rato y después dejó de seguirla. La negociación de Cabral se trata simplemente de un préstamo de seis meses con opción de compra.
VH: Con obligación de compra, lo dijo su dirigente.
A: (Se eleva en la silla y hace ademanes) ¡Se lo dijo mal, se equivocó!
VH: Entonces tendrá que hablar con él.
A: Noooo, Cavallero votó a favor.
VH: Cumplí con tener la información y chequearla con un dirigente de River que la admitió, quizá, sin saber la gravedad que significaba. Desde el punto de vista periodístico no hay nada vulnerable. Si usted dice que de todo esto, sumado al Locarno, se puede sentir orgulloso, yo simplemente felicito su conciencia, que es tan auxiliadora de usted mismo.
A: ¿Se bajó del púlpito?
VH: Sí.
A: (Empieza a leer el contrato entre River y Locarno por el pase de Cabral) (…) “River Plate podrá… podrá (remarca), hasta el 31 de mayo, optar por adquirir en forma definitiva la totalidad del pase”. Razón por la cual, aunque se lo haya dicho María Magdalena, está mal.
VH: Me importa la veracidad de nuestra información sobre el contrato entre River y Locarno…
A: No existe más ese contrato.
VH: …Y me importa que mis notas queden en pie.
A: ¡Usted no escucha, Morales! ¿Por qué no le interesa que existan otras interpretaciones?
VH: Aquí no hay interpretación que valga.
A: Existieron muchísimas cuestiones posteriores que cambiaron el negocio.
VH: La única manera que tiene de cambiar ese contrato es que usted esté adentro del grupo que contrata con River. No hay otra explicación. En toda mi vida de periodista, jamás he visto una cosa más escandalosa que lo que usted llevó a firmar a su Comisión Directiva.
A: Ha hablado Dios, pero después de Dios existen los abogados, los negocios… Ese fue un año (N. de la R.: 2006) en el que River tuvo profundas dificultades económicas y financieras. Cuando se va Astrada (N. de la R.: agosto de 2005), River se queda con un plantel sin la suficiente cotización internacional. Estábamos en una situación compleja, y así surgió este negocio con el Locarno (N. de la R.: el contrato fue firmado en agosto de 2006, en el que River le cedió porcentajes de seis jugadores).
El señor Pinhas Zahavi (ndr: cara visible de Locarno) es muy útil a la hora de la gestión de negocios, por eso creo que es una postura inteligente tener vínculos con él. Decir esto es antipolítico, Morales, pero es absolutamente sincero.
(Largo silencio, se miran fijo)
LA DOBLE MORAL
VH: Cada una de mis notas tiene como fundamento la crítica general al fútbol, en la que está inmerso River particularmente, y el acoso que usted realiza al periodismo. Teníamos pactada esta reunión desde hace diez días, y usted en ese lapso ha hecho declaraciones a la agencia Télam amenazando con escribir la historia de la doble moral de un periodista…
A: (Interrumpe) Y la voy a escribir.
VH: Sobre historias de la doble moral podemos divertirnos mucho todos.
A: A propósito de la nota que usted publicó ayer (N. de la R.: el domingo 9), tan encantadora, me gustaría aclarar algunos conceptos.
VH: A usted lo que le cuesta entender es cuál es la función del periodismo. Usted es uno de los hombres más reporteados del país. Tiene a la radio La Red a su disposición, nunca recibe ataques de “Clarín”, y por los comentarios que tengo –ya que no leo todos los diarios– tampoco recibe ataques de los diarios que son dueños del fútbol. Entonces, cada vez que recibe una crítica, no entiende que ésta es la función del periodismo.
A: De todo lo que dijo, lo único que me consta es que no lee los diarios.
UNA EMPRESA SINGULAR
VH: Tengo entendido –pero no corroborado, por lo cual no lo escribí– que la venta de Marco Ruben a una empresa que apareció de Canadá, llamada Top Players –cuyo titular no puso el documento de identidad en los contratos–, se hizo para poder cerrar el balance 2006-2007 del club y tener la posibilidad de un ingreso a futuro…
A: Está mal. Esa empresa canadiense, que manejaba Fernando Hidalgo, intentó comprar al jugador.
VH: ¿Pusieron en el balance esa supuesta venta de Ruben?
A: Sí, y ahora lo mejoramos.
VH: Incluir esa operación en el balance fue una jugada de la dirigencia.
A: Estábamos convencidos de que lo vendíamos.
VH: Entonces, convencido de que va a vender, puede armar setenta balances positivos.
A: No, él (N. de la R.: por Hidalgo) estaba convencido de que lo iba a vender. Pasa que después apareció el club Villarreal, cuando ya se había caído la operación de la empresa canadiense.
VH: ¿Y qué le pasó a la empresa canadiense?
A: Dejó de pagar. Muchas veces, los empresarios pierden plata en el fútbol.
VIOLENCIA Y BARRABRAVAS
VH: En River uno puede toparse con un barrabrava que está empleado, como ha sucedido.
A: No hay barrabravas empleados en el club.
VH: Los hubo.
A: No por mi responsabilidad.
VH: Usted está comprometido frente a la opinión pública en todos los temas irritativos que afronta River: apropiación indebida de tributos, violencia extrema y continua –a partir de la denuncia de los propios barrabravas de que la Comisión Directiva les daba dinero–, y está probado que había barrabravas empleados en el club. Mis apreciaciones están refrendadas por los hechos, y son elucubraciones de las que me hago responsable frente a los lectores. Ellos dirán si soy un macaneador o si merezco una cuota de prestigio.
A: Usted está convencido de que es casi Dios.
VH: Le agradezco el análisis psicológico, lo tenía por abogado, no por psicólogo.
EL PRECIO DE UN PERIODISTA
A: Como a usted le llegan informaciones, a mí también. Como las que dicen que su criterio respecto del fenómeno televisivo no tiene que ver con una cuestión personal, sino con responder a determinados intereses que están buscando obtener los derechos económicos del fútbol argentino.
VH: Doctor, si yo me hubiese querido vender, me habría vendido a usted, que es comprador de periodistas. Alguna vez dijo que le pagaba 10.000 pesos a un periodista.
A: Por asesoramiento.
VH: ¿Qué clase de asesoramiento puede ofrecerle un periodista a un club y después hablar como periodista? Usted declaró: “Tal periodista (no voy a nombrarlo) se distanció del club porque River dejó de pagarle. El cobraba 10.000 pesos por mes en concepto de asesoramiento institucional. En diciembre de 2005 el club interrumpió ese vínculo. A partir de ese momento, cambió la opinión de ese periodista”. Así que si yo me quiero vender, empiezo por Aguilar. Hágame una oferta y vemos cuál es el precio que puedo tener.
A: No hago ofertas por periodistas.
VH: Si tengo ese interés espurio, al primero que me voy a vender en la República Argentina es a usted.
A: No va a encontrar comprador. De la misma manera le digo que si alguna vez tengo interés en los derechos televisivos del fútbol argentino y tuviera que elegir a alguien como vocero, probablemente lo consultaría.
Entre ejércitos de traje, histrionismo, ironías cruzadas y citas a Sartre
Todo terminó. El aire de la sala empieza a aliviarse. De pronto, Aguilar da media vuelta y regresa a la oficina. Busca un maletín. Alguien le muestra uno, pero él se niega a tomarlo: “A ver si me llevo algo que no es mío y Víctor Hugo me acusa de ladrón”, ironiza. Es la segunda vez, apenas, que lo llama por su nombre. Todavía sentado, el periodista suelta una sonrisa leve: “No exagere, doctor”, contesta en tono amable. Ahora sí, Aguilar se va.
Tanto tiempo. Recién bañado, Víctor Hugo es el primero en llegar a la cita, con ese paso cansino, tan suyo. Se cruzan casualmente en la entrada de la redacción, después de años de evitarse, y el apretón de manos parece protocolar. Con traje de rigor, el presidente de River no anda solo, lo acompaña un ejército: dos abogados, un escribano y un camarógrafo que registra todo. “Por si me editan mal”, se justificará después. Víctor Hugo viene con Mario Caballero, su eterno asistente.
La tónica del encuentro vira del galanteo y la cita erudita a la acusación destemplada. Intercambian datos duros sobre causas judiciales, discuten sobre moral y astucia, sobre pericia y convenios millonarios, sobre investigaciones y jugadores. Aguilar se para, gesticula, aplaude: “Hable usted solo, si está acostumbrado a estar en una mesa, con tres o cuatro que le dicen: ‘¡Qué bien, Víctor Hugo! ¡Qué bien, qué inteligente!’”. El otro no se inmuta: “No sea histriónico, doctor, que es un papelón”, responde.
Dialéctica. De a ratos, Aguilar elude la diplomacia: “Su negocio es el escarnio, usted es un patotero”, azuza. De pronto, elige la filosofía: “Advierto la dificultad que marcaba Sartre de los que tenemos que arremangarnos para tratar de solucionar las cuestiones. Eso de poner los brazos en la mierda”. La devolución queda servida en bandeja: “No las ha puesto en la mierda, doctor, las ha hundido, y ese es un problema que yo no le puedo resolver”, lo remata el periodista.
Hasta pareciera, en un punto, que se estuvieran divirtiendo.
Son las 7 de la tarde de ese lunes. Con su voz marca registrada, Víctor Hugo abre Competencia en radio Continental, como cada tardecita. “Fue una conversación de sordos”, le cuenta a su audiencia.
Por iniciativa del presidente de River, estas dos personalidades enfrentadas desde hace tiempo se reunieron el lunes pasado en PERFIL. El cruce, que duró ochenta minutos, dejó frases antológicas: “Usted está convencido de que es casi Dios”, disparó el dirigente. “Si me hubiese querido vender, me habría vendido a usted, que es comprador de periodistas”, lo cruzó Víctor Hugo Morales.
Yo invité al señor Morales a realizar este encuentro en River”, aclara José María Aguilar no bien se inició la charla. “Pero acepté venir al diario porque me gusta más jugar de visitante. Es más divertido, sobre todo ahora que está instalada la ‘cultura Macri’ de que no haya simpatizantes visitantes”, sigue, y de paso suelta un dardo a uno de sus enemigos predilectos. Víctor Hugo Morales lanza su primer contragolpe: “En River uno no tiene muchas garantías. No sé quién me puede esperar en la puerta, permítame que tenga miedo. Por eso no fui”.
El juego –o “la charla, la entrevista, el debate, la posibilidad que me da el diario de aclarar algunos aspectos”, dirá el dirigente– se ha iniciado. A jugarlo.
SUIZA, ESE PARAISO
AGUILAR: El inicio de mi queja es el siguiente: el señor Morales (N.de R: así lo llamó a Víctor Hugo en todo el encuentro) publicó en diciembre de 2005 que Julio Grondona me había invitado a Ginebra a ver un partido de fútbol y que, a propósito de esa eventualidad, me había negado a participar de un congreso del Foro Social (una entidad fundada en los noventa por Carlos Heller, Rafael Bielsa y yo).
Primera información mal chequeada: le escribí al Foro que no podía formar parte de ese panel porque tenía un problema familiar grave, que se tradujo en que el 20 de diciembre se muriera mi madre.
VICTOR HUGO: ¿Dónde estaba usted cuando falleció su mamá?
A: En Zúrich.
VH: En Suiza.
A: Efectivamente, porque mi mamá había tenido, gracias a Dios, un recupero…
SER Y PARECER
VH: ¿Dijo usted alguna vez que, como dirigente, jamás compraría a través de contratistas a jugadores que están a la vuelta de la esquina?
A: Claro, y esto es así. Después, cuando uno ejerce el cargo se da cuenta de que tiene que ir a comprarle a una persona X al número 2 del equipo que está a la vuelta de su casa. Porque es el jugador que le pidió el técnico, porque es el que quiero comprar, porque es el que necesita el equipo en ese momento…
VH: A alguien que declaró que no basta ser sino parecer honesto, le ofrecieron un jugador de la vuelta de su casa, que había sido comprado en 1.400.000 dólares por una empresa con la que usted y River vienen largamente relacionados. Se trata de una empresa que ha obtenido un dinero importante a través del club, a la que después usted le permitió ganar 1.600.000 dólares al adquirir a ese futbolista para River. ¿Dónde está la correspondencia entre ser y parecer en esa operación de (Gustavo) Cabral a la que me refiero?
A: En el error de su información, Morales.
VH: Mi información está lo suficientemente chequeada con propios directivos de River, como el señor Héctor Cavallero.
A: Cavallero siguió la negociación un rato y después dejó de seguirla. La negociación de Cabral se trata simplemente de un préstamo de seis meses con opción de compra.
VH: Con obligación de compra, lo dijo su dirigente.
A: (Se eleva en la silla y hace ademanes) ¡Se lo dijo mal, se equivocó!
VH: Entonces tendrá que hablar con él.
A: Noooo, Cavallero votó a favor.
VH: Cumplí con tener la información y chequearla con un dirigente de River que la admitió, quizá, sin saber la gravedad que significaba. Desde el punto de vista periodístico no hay nada vulnerable. Si usted dice que de todo esto, sumado al Locarno, se puede sentir orgulloso, yo simplemente felicito su conciencia, que es tan auxiliadora de usted mismo.
A: ¿Se bajó del púlpito?
VH: Sí.
A: (Empieza a leer el contrato entre River y Locarno por el pase de Cabral) (…) “River Plate podrá… podrá (remarca), hasta el 31 de mayo, optar por adquirir en forma definitiva la totalidad del pase”. Razón por la cual, aunque se lo haya dicho María Magdalena, está mal.
VH: Me importa la veracidad de nuestra información sobre el contrato entre River y Locarno…
A: No existe más ese contrato.
VH: …Y me importa que mis notas queden en pie.
A: ¡Usted no escucha, Morales! ¿Por qué no le interesa que existan otras interpretaciones?
VH: Aquí no hay interpretación que valga.
A: Existieron muchísimas cuestiones posteriores que cambiaron el negocio.
VH: La única manera que tiene de cambiar ese contrato es que usted esté adentro del grupo que contrata con River. No hay otra explicación. En toda mi vida de periodista, jamás he visto una cosa más escandalosa que lo que usted llevó a firmar a su Comisión Directiva.
A: Ha hablado Dios, pero después de Dios existen los abogados, los negocios… Ese fue un año (N. de la R.: 2006) en el que River tuvo profundas dificultades económicas y financieras. Cuando se va Astrada (N. de la R.: agosto de 2005), River se queda con un plantel sin la suficiente cotización internacional. Estábamos en una situación compleja, y así surgió este negocio con el Locarno (N. de la R.: el contrato fue firmado en agosto de 2006, en el que River le cedió porcentajes de seis jugadores).
El señor Pinhas Zahavi (ndr: cara visible de Locarno) es muy útil a la hora de la gestión de negocios, por eso creo que es una postura inteligente tener vínculos con él. Decir esto es antipolítico, Morales, pero es absolutamente sincero.
(Largo silencio, se miran fijo)
LA DOBLE MORAL
VH: Cada una de mis notas tiene como fundamento la crítica general al fútbol, en la que está inmerso River particularmente, y el acoso que usted realiza al periodismo. Teníamos pactada esta reunión desde hace diez días, y usted en ese lapso ha hecho declaraciones a la agencia Télam amenazando con escribir la historia de la doble moral de un periodista…
A: (Interrumpe) Y la voy a escribir.
VH: Sobre historias de la doble moral podemos divertirnos mucho todos.
A: A propósito de la nota que usted publicó ayer (N. de la R.: el domingo 9), tan encantadora, me gustaría aclarar algunos conceptos.
VH: A usted lo que le cuesta entender es cuál es la función del periodismo. Usted es uno de los hombres más reporteados del país. Tiene a la radio La Red a su disposición, nunca recibe ataques de “Clarín”, y por los comentarios que tengo –ya que no leo todos los diarios– tampoco recibe ataques de los diarios que son dueños del fútbol. Entonces, cada vez que recibe una crítica, no entiende que ésta es la función del periodismo.
A: De todo lo que dijo, lo único que me consta es que no lee los diarios.
UNA EMPRESA SINGULAR
VH: Tengo entendido –pero no corroborado, por lo cual no lo escribí– que la venta de Marco Ruben a una empresa que apareció de Canadá, llamada Top Players –cuyo titular no puso el documento de identidad en los contratos–, se hizo para poder cerrar el balance 2006-2007 del club y tener la posibilidad de un ingreso a futuro…
A: Está mal. Esa empresa canadiense, que manejaba Fernando Hidalgo, intentó comprar al jugador.
VH: ¿Pusieron en el balance esa supuesta venta de Ruben?
A: Sí, y ahora lo mejoramos.
VH: Incluir esa operación en el balance fue una jugada de la dirigencia.
A: Estábamos convencidos de que lo vendíamos.
VH: Entonces, convencido de que va a vender, puede armar setenta balances positivos.
A: No, él (N. de la R.: por Hidalgo) estaba convencido de que lo iba a vender. Pasa que después apareció el club Villarreal, cuando ya se había caído la operación de la empresa canadiense.
VH: ¿Y qué le pasó a la empresa canadiense?
A: Dejó de pagar. Muchas veces, los empresarios pierden plata en el fútbol.
VIOLENCIA Y BARRABRAVAS
VH: En River uno puede toparse con un barrabrava que está empleado, como ha sucedido.
A: No hay barrabravas empleados en el club.
VH: Los hubo.
A: No por mi responsabilidad.
VH: Usted está comprometido frente a la opinión pública en todos los temas irritativos que afronta River: apropiación indebida de tributos, violencia extrema y continua –a partir de la denuncia de los propios barrabravas de que la Comisión Directiva les daba dinero–, y está probado que había barrabravas empleados en el club. Mis apreciaciones están refrendadas por los hechos, y son elucubraciones de las que me hago responsable frente a los lectores. Ellos dirán si soy un macaneador o si merezco una cuota de prestigio.
A: Usted está convencido de que es casi Dios.
VH: Le agradezco el análisis psicológico, lo tenía por abogado, no por psicólogo.
EL PRECIO DE UN PERIODISTA
A: Como a usted le llegan informaciones, a mí también. Como las que dicen que su criterio respecto del fenómeno televisivo no tiene que ver con una cuestión personal, sino con responder a determinados intereses que están buscando obtener los derechos económicos del fútbol argentino.
VH: Doctor, si yo me hubiese querido vender, me habría vendido a usted, que es comprador de periodistas. Alguna vez dijo que le pagaba 10.000 pesos a un periodista.
A: Por asesoramiento.
VH: ¿Qué clase de asesoramiento puede ofrecerle un periodista a un club y después hablar como periodista? Usted declaró: “Tal periodista (no voy a nombrarlo) se distanció del club porque River dejó de pagarle. El cobraba 10.000 pesos por mes en concepto de asesoramiento institucional. En diciembre de 2005 el club interrumpió ese vínculo. A partir de ese momento, cambió la opinión de ese periodista”. Así que si yo me quiero vender, empiezo por Aguilar. Hágame una oferta y vemos cuál es el precio que puedo tener.
A: No hago ofertas por periodistas.
VH: Si tengo ese interés espurio, al primero que me voy a vender en la República Argentina es a usted.
A: No va a encontrar comprador. De la misma manera le digo que si alguna vez tengo interés en los derechos televisivos del fútbol argentino y tuviera que elegir a alguien como vocero, probablemente lo consultaría.
Entre ejércitos de traje, histrionismo, ironías cruzadas y citas a Sartre
Todo terminó. El aire de la sala empieza a aliviarse. De pronto, Aguilar da media vuelta y regresa a la oficina. Busca un maletín. Alguien le muestra uno, pero él se niega a tomarlo: “A ver si me llevo algo que no es mío y Víctor Hugo me acusa de ladrón”, ironiza. Es la segunda vez, apenas, que lo llama por su nombre. Todavía sentado, el periodista suelta una sonrisa leve: “No exagere, doctor”, contesta en tono amable. Ahora sí, Aguilar se va.
Tanto tiempo. Recién bañado, Víctor Hugo es el primero en llegar a la cita, con ese paso cansino, tan suyo. Se cruzan casualmente en la entrada de la redacción, después de años de evitarse, y el apretón de manos parece protocolar. Con traje de rigor, el presidente de River no anda solo, lo acompaña un ejército: dos abogados, un escribano y un camarógrafo que registra todo. “Por si me editan mal”, se justificará después. Víctor Hugo viene con Mario Caballero, su eterno asistente.
La tónica del encuentro vira del galanteo y la cita erudita a la acusación destemplada. Intercambian datos duros sobre causas judiciales, discuten sobre moral y astucia, sobre pericia y convenios millonarios, sobre investigaciones y jugadores. Aguilar se para, gesticula, aplaude: “Hable usted solo, si está acostumbrado a estar en una mesa, con tres o cuatro que le dicen: ‘¡Qué bien, Víctor Hugo! ¡Qué bien, qué inteligente!’”. El otro no se inmuta: “No sea histriónico, doctor, que es un papelón”, responde.
Dialéctica. De a ratos, Aguilar elude la diplomacia: “Su negocio es el escarnio, usted es un patotero”, azuza. De pronto, elige la filosofía: “Advierto la dificultad que marcaba Sartre de los que tenemos que arremangarnos para tratar de solucionar las cuestiones. Eso de poner los brazos en la mierda”. La devolución queda servida en bandeja: “No las ha puesto en la mierda, doctor, las ha hundido, y ese es un problema que yo no le puedo resolver”, lo remata el periodista.
Hasta pareciera, en un punto, que se estuvieran divirtiendo.
Son las 7 de la tarde de ese lunes. Con su voz marca registrada, Víctor Hugo abre Competencia en radio Continental, como cada tardecita. “Fue una conversación de sordos”, le cuenta a su audiencia.
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